viernes, 25 de enero de 2019
Caminaba desde Plaza Once hasta mi casa. Son unas siete cuadras. En vacaciones, se puede ir lento y abrir la mirada a la ciudad,sin ser devorado por ella. Pensaba en que por suerte, en días así, puedo evocar mi mirada pueblerina y sentirme una recién llegada a Buenos Aires. Detenerme en los detalles más pequeños, en los rostros, los cuerpos, los pasos, las vidrieras, los árboles y recorrer ese pequeño trayecto como si fuera atravesando la vía láctea. Con el mismo asombro y la misma ingenuidad.
miércoles, 16 de enero de 2019
lunes, 14 de enero de 2019
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
No recuerdo cómo fue que la Encíclica Rerum Novarum llegó a mis manos a fines de los 80, la leía con una mezcla de ilusión y respeto, el mis...
-
No recuerdo cómo fue que la Encíclica Rerum Novarum llegó a mis manos a fines de los 80, la leía con una mezcla de ilusión y respeto, el mis...
-
La pintura, el dibujo, son profundos, oscuros, la palabra es la soga que me ayuda a emerger de las profundidades para poner claridad, aire,...